martes, 3 de junio de 2014

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Cuando mi hija tenía 1 año y dos meses, dejó de querer tomar tetita, fue una crisis grande, comenzó en la noche, lloraba y no se agarraba del pecho, se agitaba y cada vez que le ofrecía corría la cara, después buscaba o me pedía con un gesto, le ofrecía y lloraba de nuevo. Durante el día era distinto, no me pedía, excepto cuando tenía mucho sueño. Comencé a preocuparme porque durante la noche yo notaba que quería pero se resistía y me costaba mucho hacerla dormir. Entonces pensé que ya no quería tomar, que se estaba destetando y que durante la noche aun no aprendía a consolarse o dormirse sola y por eso los desajustes. Sin embargo, yo no me contentaba, pensé que un destete espontáneo sería lo mejor que me podría pasar, pero algo me hacía ruido y no me dejaba tranquila, pues cuando salíamos de casa mamaba mucho, todo el tiempo: en la micro, el metro, parque, donde sea que estuviéramos. Era solamente en la casa donde no quería mamar. Comencé a buscar información y ahí supe sobre las huelgas de lactancia, forma en que los bebés  demuestran que algo anda mal. Me enfoqué en mi dieta para ver si era por algún cambio de sabor o composición y nada; en alguna incomodidad corporal y nada, seguía igual, ya llevábamos 3 semanas y me estaba desesperando. Hasta que di con una página de la Liga de la Leche donde se explicaba esto y daban razones ambientales, es decir, algo que afecta por percepción sensorial y emocional a mi hija…y ahí me di cuenta, muchas veces discutía con mi pareja cuando le daba de mamar y otras tantas lloraba, entonces mi hija comenzó a conectar el mamar con un ambiente denso y de estrés.

Me sentí pésimo y un poco sobrepasada, puesto que no sabía cómo revertir la situación, debía volver a darle confianza a mi hija en la tetita, en que todo estaba bien y ese mensaje debía partir por dejar de discutir.  Lo primero que hice fue salir de casa para amamantarla, debido a que mi producción de leche disminuyó  notablemente, tuve que salir al parque varias veces al día.  Y en las noches, para que tomara, comencé a cantarle y después le canté de día, durante el almuerzo, cuando salíamos, cuando la bañaba, cuando la mudaba, cuando la vestía…todo el tiempo, me quedé sin repertorio infantil y comencé con Víctor Jara y su “deja la vida volar” y el milagro sucedió…después de casi un mes, volvió a dormir con su tetita, yo estaba más relajada y más segura de que mi equilibrio y las decisiones que tomo son vitales e impactan directamente a mi hija, y que la observación es vital, podría haberla destetado y haber dejado un mar de angustia no resuelta en su interior y en el mío…hoy tiene 3 años y un mes, y seguimos tetiando por la vida y cantando todo el día.


Carolina & Alelí

*Adjunto el link de la Liga de la Leche que le sirvió a nuestra amiga para comprender qué les sucedía y así buscar soluciones: http://www.llli.org/lang/espanol/ncvol16_1a_04.html 


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